El post de hoy va de nostalgia.
Recapitulemos: El bicho del rol me picó allá por 1989, culpa de un buen amigo que sigo conservando, su hermano mayor y cierto libro de tapa naranja o roja (según a quien le preguntes) sobre unos anillos y un señor.
Huelga decir que tras ese primer contacto con los juegos de rol y tocando un poco de variedad en los subsiguientes años (Runequest, AD&D, Vampiro...) pues me dio por hacer lo que hace todo hijo de vecino: Un juego de rol propio.
Uno, dos, tres... yo que se... al final quedaron en nada la enorme mayoría de ellos. Menos uno. Uno que nació en una clase de matemáticas en 3º de BUP, clase a la que obviamente le estaba prestando 0 atención.
Un juego al que le puse de nombre Oniria porque... leí onírico como adjetivo en la contraportada de otro juego y se me pegó. Y también porque se lo puse antes de saber de que leches iba a ir el juego, la ambientación o lo que sea que fuere (bueno sí: fantasía medieval a tostrozo).
El juego fue creciendo, terminamos jugando una campaña enterita y otras aventuras más breves y finalmente... lo jubilamos. Nos divertimos mucho con el pero está incompleto, roto en algunos sitios, parcheado en otros... Un desastre al que acabamos queriendo mucho (gracias Xavi, Jose Luís y Santi desde aquí).
Pero toda esta parrafada es solo la excusa para compartir por aquí algo que lleva años escrito en un documento de word (a dos columnas). No creo que nadie lo vaya a usar para hacerse rico, pero lo cuelgo bajo licencia (CC BY). Espero que según lo vayáis leyendo los que lo hagáis al menos os peguéis unas risas :)
PD: Salvo nombres, alguna tabla y alguna referencia en nuestras notas... el mundo estaba todo en nuestra cabeza, esa es la parte que no voy a poder compartir. El único detalle es que los personajes eran siempre humanos, un toque de low fantasy que siempre me ha hecho ilusión.
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*Ambos modelos de la hoja de personaje cortesía de José Luís Cebrián
