Entre
los enanos que moran en el Gran Bosque de Arx es común la leyenda de El Errante,
un ser de gran poder y de ánimo caprichoso que vive entre los árboles desde
tiempo inmemorial. A continuación se ofrecen algunas ideas para utilizar esta
entidad en vuestras partidas de fantasía de OCYO, preferentemente en el
suplemento de fantasía Arx.
Este
espíritu, pues así es como se le puede definir, es una herramienta del director
de juego tanto para ayudar como para dificultar las acciones de los personajes
dentro del Gran Bosque, o en ocasiones simplemente añadir algo de interés a la
trama mediante la presencia de un ente mágico que escapa a su compresión.
Conviene no abusar de este recurso ni darle protagonismo en las historias, recordad que las aventuras son de quienes las viven, no de las criaturas que las pueblan.
El
Errante
Con un
aspecto poco amenazante, muy cercano por estatura a un enano pero de cabeza
mucho más grande y puntiagudas orejas, El Errante es una criatura mágica que
mora en los confines del Gran Bosque.
Porta
consigo un cayado con forma de garra que sostiene una gema brillante y viste
con ropajes de alta calidad, aunque algo extraños para las modas mundanas.
Lo que
más llama la atención de este ser de pequeña estatura es que no parece caminar
nunca, desplazándose flotando donde quiera que vaya mientras mantiene una
mirada curiosa y una sonrisa en su rostro en todo momento.
Cuando
alguien se encuentra con El Errante este se muestra siempre cordial, pero
responde a todas las preguntas que se le hagan con otras preguntas, lo que
puede sacar de quicio a más de uno.
El
Errante tiene por costumbre castigar el mal que se le haga al bosque, pero casi
nunca de manera permanente, por otra parte, si los personajes están en gran
peligro y juzga que son buenas personas o menos malos que los peligros que les
acechan, El Errante les echará una mano.
El
Errante carece de estadísticas de juego, está tan lejos de las capacidades de
los simples mortales que es difícil decir lo que podría hacer si simplemente se
cansara de vivir en los bosques, pero a continuación listamos algunas de las
cosas que puede llevar a cabo.
El
Errante siempre actuará primero en un turno, independientemente de las
iniciativas de aquellos implicados.
El
Errante puede a voluntad desaparecer, sin más, dejando tras de si un leve olor
a flores nocturnas.
El
Errante puede convertir a voluntad a cualquier criatura inteligente en un
animal durante tanto tiempo como desee (segundos, minutos, horas), normalmente
elige formas de roedores como ratas, conejos o similares. La criatura
transformada retiene su voluntad pero es incapaz de comunicarse verbalmente. Si
alguien hace enfadar a El Errante lo suficiente este cambio puede llegar a ser
permanente.
El
Errante puede sanar todas las heridas y/o enfermedades de una criatura que se
encuentre lo bastante cerca como para tocarla con su bastón, puede incluso
devolver miembros amputados o sanar daños permanentes.
El
Errante puede conjurar cualquier efecto meteorológico a voluntad, tardando un
turno entero en manifestarse: niebla, lluvia, viento… aunque normalmente no lo
hace de modo extremo.
El
Errante puede teleportar dentro del Gran Bosque a cualquier criatura a voluntad,
a cualquier punto del mismo.
El
Errante puede lanzar cualquier conjuro a cualquier nivel sin fallo siempre que
lo desee, pero normalmente los utiliza a nivel básico.
Por
último, el errante jamás pierde su sonrisa, pero si hay alguien lo
suficientemente desafortunado como para presenciar tal incidente, hay que decir
que tiene pocas esperanzas de volver a ver el mundo fuera del Gran Bosque.
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